La piel sensible tiene dos causas principales. Primero, su barrera superficial está debilitada, lo que permite que los irritantes externos penetren con mayor profundidad. Segundo, las terminaciones nerviosas de la piel son hipersensibles, lo que desencadena señales de dolor en respuesta a estímulos inofensivos. Para calmar la piel sensible, asegúrate de limpiarla suavemente con agua micelar, luego aplica una bruma de agua termal y un hidratante.

Si tienes sensaciones desagradables (tirantez, picor, ardor o escozor) en respuesta a factores tales como los cambios de temperatura, el viento, los rayos UV, el agua dura o los productos fuertes, en ausencia de sarpullido visible, probablemente tengas piel sensible. Si tienes rojeces o sarpullido, es más probable que tengas piel reactiva o alérgica. Considera consultar a un dermatólogo para que te dé un diagnóstico definitivo.

Si tu piel presenta malestar cuando simplemente la tocas, es posible que tengas piel muy sensible. En la piel sensible, las terminaciones nerviosas son hipersensibles, lo que desencadena señales de dolor en respuesta a estímulos inofensivos. Sin embargo, si tu piel es sensible debido a que está roja e inflamada, debes consultar a un médico para asegurar que no haya infecciones ni otros problemas médicos.

Si tienes piel sensible, necesitas un hidratante formulado para este tipo de piel, sin "aditivos malos" tales como perfume, colorante, lanolina y alcohol y con ingredientes calmantes tales como la neurosensina y el agua termal de La Roche-Posay. Finalmente, también debería contener ingredientes prebióticos que reequilibren el microbioma de la piel, es decir, sus bacterias beneficiosas.